Bueno, decir que se ha descubierto igual es ir
demasiado lejos, pero parece que sí, que los indicios de que existe un
exoplaneta con una exoluna son bastante evidentes. Ahora, toca confirmar el
hallazgo con más investigaciones, pero el primer paso está dado.
El planeta extrasolar en concreto es Kepler
1625b, y se encuentra a unos 8000 años luz de la Tierra. Se trata de un gigante
gaseoso del tamaño de Júpiter que tendría a su alrededor una enorme luna del
tamaño de Neptuno, o sea, cuatro veces más grande que la Tierra e infinitamente
más voluminosa que cualquier satélite natural del Sistema Solar.
Los exoplanetas comienzan a mostrar sus exolunas
Es evidente que, una vez conocemos unos 4000
exoplanetas, y son pocos en comparación a los que debe haber solo en la Vía
Láctea, que se contarán por billones de billones, estos tengan lunas a su
alrededor.
Si contamos únicamente con el Sistema Solar,
ya hemos localizado unas 200 en total. Solo Júpiter llega casi a la centena por
sí solo y recientemente se encontraron 12 nuevos satélites que se nos habían
pasado desapercibidos hasta hoy.
Así pues, ahora, un equipo investigador que
analizaba datos del telescopio espacial Hubble se encontró con unas
inquietantes fluctuaciones lumínicas en el gran exoplaneta Kepler 1625b. Tras
estudios y cálculos, la explicación más razonable a esos intervalos es la
existencia de una gigantesca luna.
Conviene recordar que también confirmar la existencia real del primer planeta extrasolar
fue un proceso complejo y confuso. Así pues, la primera exoluna no iba a ser menos. Sin embargo,
este es un paso muy importante, un primer avance de lo que, a buen seguro, será
la primera de miles de billones de lunas que debe haber por toda la Vía Láctea.
¿Qué sorpresas nos esperan ahí fuera? Hemos
localizado extraños exoplanetas, y la primera exoluna no ha decepcionado, dado
que su tamaño es enorme, infinitamente más grande que la Luna terrestre, por
ejemplo. Y esto no ha hecho más que comenzar…
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