Una de las cosas más intrigantes que hemos
descubierto desde que comenzamos a observar planetas extrasolares es la
cantidad de mundos diversos que hemos localizado. Algunos son como la Tierra o
más grandes, otros un poco más pequeños. Los hay de dimensiones que
empequeñecen a Júpiter, y otros muy parecidos a Neptuno. Y luego está TrES 2b, el exoplaneta más oscuro que el
carbón.
Descubierto hace unos años, este mundo
singular se ubica a unos 750 años luz de la Tierra y orbita la estrella
conocida como GSC 03549-02811. Pero,
¿por qué este extraño mundo es tan oscuro? Vamos a intentar encontrar
respuestas.
Cómo es el exoplaneta TrES 2b
El planeta extrasolar TrES 2b es una especie
de mundo gaseoso de un tamaño parecido al de Júpiter. Sin embargo, este apenas
refleja el 1% de la luz que recibe de su estrella anfitriona. Es decir, que, si
viésemos una pintura acrílica totalmente negra, todavía sería más reflectante
que este planeta.
No obstante, este mundo no es totalmente
negro. Su temperatura es tal elevada, que logra emitir un resplandor rojizo realmente tenue, como si fuese una especie de
brasa a punto de apagarse.
En la atmósfera se han localizado ciertos
elementos químicos, como el sodio vaporizado, el óxido de titanio o el potasio.
Todos ellos son capaces de absorber luz, pero no tienen la potestad de explicar
la oscuridad del exoplaneta por sí mismos.
Además, TrES 2b orbita a muy poca distancia de
su estrella. Están tan cerca uno del otro, que se han anclado por marea. Así pues, al acercarse a la cara que siempre se
ofrece hacia su sol, la temperatura sería realmente infernal.
Es más, localizar este oscurecido mundo
extrasolar no ha sido sencillo. El poco brillo que emite jamás varía, algo
nunca visto hasta ahora. Tuvieron que estudiar hasta 50 órbitas para detectar un cambio apenas perceptible. Y son
precisamente esas mínimas fluctuaciones las que demuestran que este mundo sea
tan oscuro.
Sea como fuere, TrES 2b es uno de los más
excitantes y sorprendentes exoplanetas que conocemos. A apenas 5 millones de
kilómetros de su estrella, prácticamente están pegados (Mercurio orbita a unos
55 millones del Sol y la Tierra alcanza una media de 150 millones).
Este mundo, dada su proximidad a su estrella, no posee nubes de amoniaco, por lo que
logra el efecto contrario que Júpiter, que sí las tiene. Así pues, mientras
nuestro gigante refleja un tercio de la luz que recibe, TrES 2b apenas lo hace
con un 1%. Increíble, ¿verdad?
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